Hay un cuento de Sherwood Anderson que describe a un alcohólico enamorado de una niña cuyo padre, obsesionado contra la religión, la tiene abandonada.
Para el borracho, esa niña crecerá hermosa y fuerte y será digna de ser amada.
A ella inventa le un nombre: Tandy. Imagino que de ahí tomaron el nombre para las computadoras, fuertes y dignas de ser amadas.
Lástima que ya desaparecieron. Las computadoras Tandy, por supuesto.
El cuento sigue ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenidos los comentarios.
Se vale disentir, coincidir, opinar con humor, ser sarcástico e irreverente, pero no el insulto ni la agresión.